Valglas Art es la propuesta de Valentina Camino Bruno, diseñadora entrerriana que promueve el upcycling a partir de la reutilización infinita de prendas de jeans. Estilo, desafío a las morfologías y quiebre de prejuicios.
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Nació en Concordia, provincia de Entre Ríos, coordenada sobre la que dio sus primeros pasos haciéndose vestidos para los distintos reinados locales, donde se desempeñó como modelo, antes de formarse como Diseñadora de Indumentaria en la Escuela Argentina de Moda.
Hoy, desde su atelier sobre la calle Larrea, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Valentina Camino Bruno nos recibe con una sonrisa y, por supuesto, cien por ciento lookeada con prendas de jean.
Gracias a Valglas, su marca de prendas hechas a partir de diferentes piezas de jeans reutilizadas, uno puede conseguir modelos únicos hechos con denim. O puede venir y traer alguna prenda de denim añeja, esas que no se usan o no sabemos bien cómo usar.
Y es que Valentina Camino Bruno transforma esos ítems que, por alguna razón, permanecen a través de los años en nuestro clóset: les vuelve a dar vida y, sobre todo, muchas ganas de volver a usarlos.
“Con Valglas, apunto a reciclar, reestructurar prendas y aportarles estilo con buenas terminaciones”, cuenta mientras nos muestra sus diseños, listos para usar. “Algunos conjuntos que tengo acá, los hice con tela de un amigo que cambió de talle y me regaló veinte jeans número 54”.
-¿Quiénes son tus clientes?
-Son artistas. Me gusta decir que hago prendas para gente sin prejuicios. La idea es que lleven mis diseños y puedan contar que es un Valglas, que se sientan identificados con la propuesta, que se vea la autoría detrás.
-¿Cómo fue que dijiste voy por acá?
-¡Fue difícil! Por un lado, estudié diseño y trabajé en distintas empresas. Con el tiempo, entendí que tenía un ADN y que podía representarlo en mis diseños. Esa búsqueda tuvo sus desafíos. Desde muy chica me incliné por la idea de reutilizar. Lo hacía con ropa de mi mamá: la cortaba y reciclaba. A los 13 años, me regalaron mi primera máquina de coser, y entonces, me compraba telas y resultaba que me parecían súper insulsas esas telas ‘nuevas’. Porque las que yo cortaba ya tenían costuras, colores y formas: ¡mucha data! Prefería eso.
-¿Y con el denim?
-Con el denim sucedió que siempre tuve muchas prendas de esa tela. Y me motivó emprender con eso. Empezar. Y así fue como arranqué a hacer ropa. La colección actual tiene un valor añadido que es la idea de teñir algunas prendas. Entonces, vas a ver distintas tipologías en color bordó, que es el de la temporada.
-¿Alguna anécdota?
-El jean es tan noble y versátil que lo podría reciclar veinte veces. El otro día, pensaba que a los 14 años me compré un jean básico. Después, lo hice oxford, luego bermudas y, finalmente, short para el verano. Una de mis amigas me decía: “¡Te lo voy a tirar!” (Risas). Pienso en el placard de cada uno y es lindo tener prendas que vayas a usar, que te gusten, pero que no sean descartables. Es decir, que más bien te den la posibilidad de armar montones de looks, que tengan que ver con tu personalidad y te representen.
-¿Cómo te llevás con el consumo?
-Tener ítems puntuales hace que uno baje el consumo. Prácticamente no tengo ropa nueva. Excepto ropa interior y algunas medias…
-Hay un compromiso…
-Sí. Cuando decidí emprender, me encontré con un sector lleno de marcas e información, y quise diferenciarme, darle notoriedad a mis valores como marca, y pensar en qué aporte podía brindar. Y elegí trabajar con la reutilización del jean, que es lo más contaminante en el rubro textil.
-Si te traen un jean, ¿lo personalizás?
-¡Claro! El personalizado es lo más fuerte que tengo. Hace poco una de mis clientes me trajo un jean Versace, estilo vintage, y le hice un tapado que quedó espectacular. El pantalón tenía unos detalles enormes de metal dorado y los usé a todos para reversionar la prenda.
-¿Qué quiere decir Valglas?
-El nombre original era ‘Valen Camino’. Un verano, en Mar del Plata, conozco a un fotógrafo muy famoso de allá, y me propone hacer una producción con prendas propias. Y, hablando, me sugiere cambiar el nombre del proyecto por otro ‘más artístico’. Pero quedó ahí. Al mes, me escribe y dice: “Ya sé cómo es tu seudónimo. Es: Valglass. Porque sos Valentina y transparente como el vidrio» -por glass, en inglés-. ¡Y lo tomé! ¡Me gustó! Sólo le saqué una s. (Risas).
Ontología de la moda.
Por Victoria Cerruti.